Estudiante de musica
Samuel Coleridge-Taylor se crió en Croydon, Surrey (sur de Londres en Reino Unido). Su abuelo comenzó a enseñarle violín cuando era joven y su talento pronto se hizo evidente. Coleridge-Taylor estudió en el Royal College of Music, donde cambió de violín a composición, trabajando con el notable profesor Charles Villiers Stanford.
Después de completar su licenciatura, se convirtió en músico profesional y pronto fue nombrado profesor en la Escuela de Música Crystal Palace. Comenzó a dirigir la orquesta en el Conservatorio de Croydon. En 1896, ya se estaba ganando la reputación de gran compositor. Más tarde fue recomendado al ‘Festival de los Tres Coros’ donde se estrenó su Balada en La menor .
Vida posterior
En 1899, Coleridge-Taylor se casó con Jessie Walmisley, quien también era estudiante en el Royal College of Music. Sus padres estaban en contra del matrimonio porque Coleridge-Taylor era de mestiza, pero finalmente lo aceptaron y asistieron a la boda. La pareja tuvo un hijo, llamado Hiawatha, en honor a un nativo americano inmortalizado en poesía, y una hija llamada Avril Gwendolyn, que posteriormente también fue compositora.
Su obra más conocida, Scenes from «The Song of Hiawatha» (La canción de Hiawatha) (Op. 30), es una trilogía de cantatas basada en The Song of Hiawatha (1855), de Henry Wadsworth Longfellow y se estrenó cuando tenía 25 años.
La canción de Hiawatha (1855) es un poema épico escrito por Henry Wadsworth Longfellow que narra las aventuras de un héroe ficticio de la tribu ojibwa, basado en leyendas y folklore nativo americano.
El poema describe la vida, las hazañas y el trágico amor de Hiawatha, e incluye elementos de la mitología y tradiciones de los pueblos indígenas.
En 1904, en su primera gira por Estados Unidos, Samuel fue recibido por el presidente Theodore Roosevelt en la Casa Blanca, un hecho poco común en aquellos días para un hombre de ascendencia africana. Su música fue interpretada ampliamente y tuvo un gran apoyo entre los afroamericanos.
A pesar de su corta vida, Samuel Coleridge-Taylor dejó un legado importante en la música clásica europea, especialmente por su habilidad para combinar elementos de la música europea con influencias africanas y afroamericanas.